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4. Organización material del códice

4.1. Los cuadernos

Al menos en el ámbito occidental, lo normal es que el libro en formato codice esté compuesto de cuadernos o fasciculos, unidos mediante cosido, cada uno al cuaderno precedente.

Sin embargo, aunque para un occidental pueda resultar un tanto sorprendente, el formato de códice no está intrínsecamente unido a la existencia de cuadernos. En China, por ejemplo, el paso del rollo al códice está jalonado por una serie de formatos librarios como el libro acordeón, el libro bolsa o el libro mariposa, y al final de la evolución lo que nos encontramos es un códice en el cual las hojas están escritas (xilografiadas) por una sola cara, dobladas por la mitad con la escritura hacia fuera y cosidas entre sí por los bordes de las hojas opuestos al pliegue: estamos ante un códice que no está compuesto de cuadernos.

Un libro oriental en un formato que virtualmente es idéntico al codice,
pero que no esta formado a base de cuadernos o fasciculos.

Así mismo, algunos libros actuales de formato barato tienen las hojas simplemente engomadas por el lomo, sin que exista ningún cuaderno ni siquiera ningún pliegue. Pero en la cuenca del Mediterráneo y en toda Europa, lo normal es que el libro en formato códice esté compuesto de cuadernos.

La unidad básica: el bifolio

Los cuadernos están compuestos de pares de hojas o bifolios (o bifolia) doblados por la mitad. El “libro” más sencillo posible sería por tanto un simple bifolio. El bifolio es la piedra angular en a que se apoya la arquitectura del manuscrito en formato códice.

Un bifolio es simplemente la doble hoja que, doblada por la mitad, servirá para formar dos hojas del codice.
Varios bifolios forman un cuaderno por el simple procedimiento de encartar (es decir, insertar) cada bifolio en el precedente,
y el cosido discurrirá por el pliegue central.

Un bifolio y su representación esquemática utilizada en los análisis codicológicos.

Tipos de cuadernos

Como la mayoría de los códices tienen más de dos hojas, la siguiente forma más sencilla para construir uno es juntar varios bifolios, uno dentro de otro, y doblarlos por el medio, de modo que puedan coserse por el entro de la doblez, y así queda hecho un libro en su versión más sencilla.

Los primeros manuscritos coptos en forma de codex (esto es, con páginas que pueden volverse y no con el formato de rollo continuo) se hicieron a menudo con una única y enorme serie de bifolios doblados en el centro, como un inmenso periódico. Sin embargo estos libros "monocuaderno" tienen el inconveniente de que se quiere que la canal sea recta, las hojas del centro del libro tienen menor dimensión que las de los extremos; por otra parte, si orinalmente todos los bifolios eran del mismo tamaño y luego se cortaban para igualar la canal, ello implicaba malgastar una buena cantidad del precioso material (en principio papiro), o bien el artesano debía calcular cuidadosamente el tamaño de cada hoja antes de cortarla (los papiros se vendían en rollos) para formar el taco que luego doblaría.

Un codice monocuaderno, con su caracteristica forma del corte frontal (canal).
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Este inconveniente se solucionaba cortando todas las hojas del mismo tamaño, y luego doblándolas una a una y apilarlas con las dobleces por el mismo lado para finalmente coserlas. Esta es una forma muy incipiente de libro compuesto por cuadernos, pues cada cuaderno correspondía a un bifolio. El principal inconveniente, aparte del trabajo extra que suponía el cosido, es que el lado del lomo resultaba mucho más abultado que el corte frontal, por el volumen de los hilos de cosido que pasaban por en medio de cada bifolio.

La incomodidad para manejar tales códices condujo a los copistas de los primeros siglos cristianos a montar sus manuscritos en series de unos pocos bifolios. Y los libros modernos siguen utilizando este sistema.

Cuadernos o fascículos de un codice, vistos desde el lomo.
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Cada grupo de bifolios se denomina cuaderno, mano o fascículo, y sabemos que en época medieval eran la unidad de trabajo de copistas e iluminadores.

Cuadernos o fascículos, antes de ser encuadernados para formar el códice.
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El número de hojas de los cuadernos es variable, en función como es lógico del grosor del material escriptorio. El número más corriente de bifolios en los cuadernos de los manuscritos medievales es 4, es decir, 8 hojas y 16 páginas. La agrupación de 4 bifolios recibe el nombre de “quaternio” (cuaternión), de donde procede nuestra voz actual “cuaderno”.

Pero los cuadernos pueden tener longitudes distintas, y en función del número de hojas reciben también un nombre específico:

Nº de bifolios Denominación del cuaderno Nº de hojas Nº de páginas
1 singulión, unio 2 4
2 duerno, binión, binio 4 8
3 terno, ternión, ternio 6 12
4 cuaterno, cuaternión, quaternio 8 16
5 quinterno, quinión, quinio 10 20
6 sexterno, senión, senio 12 24
7 septerno, septenión, septenio 14 28
8 octerno, octonión, octonio 16 32

A partir de 9 bifolios, el cuaderno no recibe una denominación específica, sino que es designado mediante una expresión descriptiva del tipo “cuaderno de n bifolios”.

Un quinión (quinio) con sus bifolios integrantes.
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A lo que parece, la elección del tipo de cuaderno dependía de ciertas condiciones, como los hábitos locales y otros factores coyunturales. Por ejemplo, en los primeros manuscritos irlandeses y en los libros italianos del siglo XV los cuadernos solían ser quiniones (5 bifolios, 10 hojas, 20 páginas); las pequeñas biblias del siglo XIII, en las que se utilizaba un pergamino especialmente delgado, estaban formadas por lo general por seniones (6 bifolia, 12 hojas, 24 páginas), pero a veces también por cuadernos de mayor número de hojas.

En ocasiones un libro se hacía casi por entero con cuaterniones, pero terminaba con cuaderno de otro tipo (ternión o quinión, por ejemplo), con objeto de que el texto acabase más elegantemente. A veces en un mismo manuscrito pueden encontrarse cuadernos de diferente extensión, que explican cómo el artesano armó el libro. Así por ejemplo, el calendario de un manuscrito litúrgico suele tener 12 hojas (una para cada mes del año), por lo general en forma de dos cuadernos de 6 hojas cada uno o uno de 12, y ello en un volumen que por lo demás está constituido por cuaterniones. En otras palabras, el calendario se hizo separadamente, y podía ser extraído el libro y cambiado por otro sin tener que cortar el resto de los cuadernos. Ello explica detalles interesantes, tanto de la creación como del uso del manuscrito.

Para describir la estructura de un codice se enumeran los tipos de cuadernos en el orden en que se encuentran en el libro, por ejemplo, "un senión más cinco cuaterniones". Pero a veces es más práctico representar la estructura de los cuadernos gráficamente de un modo convencional, en el que cada bifolio es un ángulo o una especie de corchete. En esta última modalidad el cosido está representado por una línea perpendicular a los corchetes que representan los bifolios.

Posibles representaciones de un cuaternión, utilizadas en los análisis codicológicos.
La línea perpendicular de las dos representaciones de la izquierda indica la costura.

Cuadernos irregulares

Hasta ahora hemos visto solamente los cuadernos denominados regulares, pero también es posible encontrar cuadernos irregulares

Uno de estos tipos irregulares de cuaderno es el cuaderno de doble cosido. Básicamente consiste en la existencia de dos cuadernos (normalmente singuliones o biniones) dentro de otro cuaderno. Podría representarse gráficamente de la siguiente manera:

Representaciones convencionales de un cuaderno de doble cosido.

También puede suceder que falte una de las hojas que componen el bifolio, porque haya sido cortada apoca distancia del doblez central del pliego. La tira restante que permite la fijación de la pieza mediante la costura común es llamada “pestaña” o “talón”.

Pestaña o talón resultante de haber cortado la mayor parte de una hoja, y lo mismo con un bifolio añadido a un cuaderno.

También existe la posibilidad de que dos folios provistos de pestañas sean superpuestos.

Dos posibles representaciones convencionales de un cuaternión irregular,
en el cual dos folios originariamente independientes
han sido añadidos por medio de pestañas.

De igual modo, dos folios carentes de pestañas son susceptibles de ser unidos artificialmente mediante una cartivana o pieza larga y estrecha, plegada en dos a lo largo, y sujeta a la costura. Los folios aislados se encolan o cosen en los bordes de esta banda:

Utilización de una cartivana para añadir un folio a un cuaderno.

La ilustración ha sido añadida por medio de una cartivana.
http://www.codicesmedievales.com/facsimil-atlas-abraham-ortelius/ortelius_001.jpg

No hay que confundir esta pieza con otra de la misma forma, llamada “refuerzo” y que se ponía a caballo en el pliegue, bien sobre el bifolio exterior o el central del cuaderno, para darle mayor consistencia, pero esta pieza no es portadora de ninguna hoja.

Dos refuerzos protegiendo el cosido de un cuaderno.