La descripción de la encuadernación está determinada por un vocabulario altamente controlado, que es necesario conocer.
Es el conjunto de cuadernos que forman un volumen, ya reunidos ordenadamente (Voc. Nº. 3º1.0º/612.03). La forma habitual de mantener unido el bloque o cuerpo es mediante cosido con un hilo generalmente de bramante o cordel (Voc. Nº 614.01). El hilo de cosido atraviesa cada uno de los cuadernos por el pliegue central y une cada cuaderno al cuaderno que le precede y le sigue. Al lado del bloque que ha recibido el cosido se le denomina lomo, y a los otros tres cortes.
Son las piezas de material más o menos rígido que se coloca a ambos lados del bloque o cuerpo del libro para protegerlo (Voc. Nº. 621.02/621.03). La tapa anterior es la que corresponde al principio del volumen (Voc. Nº. 62º.04), y la tapa posterior la que corresponde al final del volumen (Voc. Nº. 62º.05). A la cara interior (la que está en contacto con el cuerpo del libro) se la denomina contratapa o contraplano (Voc. Nº. 621.03/621.06) (pudiendo ser contratapa anterior y contratapa posterior respectivamente). A los cantos de la tapa también se les denomina labios. El lugar en el que la tapa se une al cuerpo del libro es la articulación o bisagra (Voc. Nº. 621.14/621.23). A veces sucede que las tapas son ligeramente más grandes que el cuerpo del libro, y entonces a la parte de la tapa que sobresale con respecto al bloque recibe el nombre de ceja. A menudo entre el bloque del libro y las contratapas se añaden unas hojas en blanco (o también decoradas) que reciben el nombre de hojas de guarda.
Es el revestimiento de las tapas y el lomo (Voc. Nº 621.01/621.02); puede ser de piel, tela, estofa, etc. (Voc. Nº. 622.01).
El cosido es la operación por la que los cuadernos se unen entre sí. Se realiza mediante el hilo de cosido o cordel, generalmente bramante, al que se hace pasar por pequeñas perforaciones realizadas previamente. Lo normal es que estas perforaciones se realicen sobre los pliegues de los cuadernos, pero también es posible (sobre todo cuando se encuadernan hojas sueltas) practicar la costura a lo largo del margen interior, a corta distancia del pliegue, en cuyo caso se denomina cosido en plano (Voc. Nº 613.02/613.04).
El cosido normal se realiza haciendo pasar el hilo por agujeros perforados en los pliegues, y de perforación a perforación el hilo transcurre por dentro del cuaderno, en paralelo al pliegue.
Existen dos técnicas para unir los cuadernos entre sí: la cadeneta y el cosido sobre nervios.
La cadeneta es el procedimiento más antiguo. Consiste en unir cada cuaderno al que le precede por medio de un bucle que pasa detrás del hilo del cuaderno anterior, según se indica en el esquema siguiente. Puede utilizarse un único hilo que va y viene a lo largo del pliegue de cada cuaderno (“cadeneta a una hilada”, Voc. Nº. 613.06/614.09), o dos hilos (“a dos hiladas”, Voc. Nº 613.07/614.10), en cuyo caso el hilo se mueve entre un par de estaciones de cosido, según se indica también en el diagrama.
La cadeneta a doble hilada no debe confundirse con otra técnica similar, que emplea dos hilos que van cruzándose entre agujero y agujero:
La otra técnica empleada para mantener los cuadernos unidos es el cosido sobre nervios. Se denominan nervios a unas cuerdas o tiras de cuero dispuestas en perpendicular a los cuadernos a la altura de cada una de las estaciones de cosido, de modo que el hilo sale del agujero de costura para enrollarse alrededor del nervio correspondiente y volver a entrar después en el mismo cuaderno por el mismo orificio, prosiguiendo hasta el siguiente por dentro del cuaderno. Los nervios pueden estar hechos de cuerda o cuero y ser simples o dobles. Una modalidad de nervio doble es el nervio hendido, que está constituido por una banda de cuero hendida en el medio, de manera que parece formar un doble nervio simple.
Para evitar que los nervios sean visibles a través del recubrimiento del lomo, es posible embutirlos en el cuerpo del libro por medio de un corte transversal que se realiza en el lomo de los cuadernos. A esta práctica se la denomina serrar el libro (Voc. Nº. 615.06), y al tipo de cosido que resulta cosido a la griega (Voc. Nº 614.05/615.05).
Los nervios, además de mantener unidos los cuadernos entre sí en el bloque del libro, servían también para unir el bloque del libro a las tapas, lo cual se producía por diversos procedimientos, que se verán en los apartados siguientes.
Como la parte más frágil del cosido es la cabeza, esta se reforzaba con una cabezada, que es un cosido de refuerzo con hilos independientes a los del resto del cosido, pudiendo realizarse o no sobre un nervio complementario o una pieza de cuero. Como el cosido de la cabezada es visible siempre, incluso con el libro cerrado, a menudo se utilizaban hilos de colores, con lo que además de como refuerzo, la cabezada servía de elemento ornamental.
Como ya se advirtió más arriba las tapas o planos son las piezas de material más o menos rígido que se coloca a ambos lados del bloque o cuerpo del libro para protegerlo (Voc. Nº. 621.02/621.03). Las tapas suelen estar hechas de tablas de madera o cartón. Pero también se encuentran encuadernaciones flexibles en las que los planos no necesitan tablas y entonces la tapa y la cubierta son la misma cosa.
La tapa anterior es la que corresponde al principio del volumen (Voc. Nº. 62º.04), y la tapa posterior la que corresponde al final del volumen (Voc. Nº. 62º.05). A la cara interior (la que está en contacto con el cuerpo del libro) se la denomina contratapa o contraplano (Voc. Nº. 621.03/621.06) (pudiendo ser contratapa anterior y contratapa posterior respectivamente). A los cantos de la tapa también se les denomina labios (Voc. Nº. 621.07/621.13).
La unión del bloque a las tapas se puede producir de diversos modos. Puede utilizarse una de las tapas como base para el cosido en cadeneta, o pueden utilizarse los extremos de los nervios. Básicamente puede decirse que cada época ha desarrollado su propio sistema de unión, por lo que estas se verán en sus respectivos apartados.
El lugar en el que la tapa se une al cuerpo del libro es la articulación o bisagra (Voc. Nº. 621.14/621.23). Con la bisagra o articulación se corresponde en el exterior una línea marcada, denominada juego de la tapa (Voc. Nº 621.15b/621.24).
A veces sucede que las tapas son ligeramente más grandes que el cuerpo del libro, y entonces a la parte de la tapa que sobresale con respecto al bloque recibe el nombre de ceja (Voc. Nº. 621.10/621.19).
A menudo entre el bloque del libro y las contratapas se añaden unas hojas en blanco (o también decoradas) que reciben el nombre de hojas de guarda.
La cubierta es el recubrimiento de las tapas con algún tipo de material flexible como cuero o tela. De todos modos, las tapas no siempre se recubrían. Si la superficie de la tapa quedaba sin ningún tipo de recubrimiento se denomina encuadernación en tapa o encuadernación en tapa suelta (Voc. Nº. 622.08/622.20).
Se une a las tapas de modo muy similar a como en la actualidad forramos los libros, de modo que el borde de la cubierta se repliega sobre las contratapas, en lo que se denomina doblez (Voc. Nº. 611.01).
En los libros islámicos sobre todo la cubierta trasera se prolonga por medio de una solapa, que rebasa la tapa doblándose hacia el interior o bien se fija en la tapa opuesta (Voc. Nº. 611.03/622.03); a este tipo de encuadernación se la denomina encuadernación de cartera (Voc. Nº. 622.05). Algo parecido es la encuadernación a tres tapas, en la que la parte del forro rebasa ligeramente ambas tapas por el corte delantero, con una longitud igual a la mitad del espesor del volumen, de manera que con el libro cerrado el corte delantero queda totalmente protegido (Voc. Nº. 622.04):
El recubrimiento no siempre se hacía entero. Una posibilidad era utilizar simplemente una lomera, esto es, un trozo de piel o de tela que se coloca sobre el lomo y las partes de las tapas contiguas a él (Voc. Nº. 622.14/622.27), en cuyo caso estamos hablando de una media encuadernación (Voc. Nº. 611.07/622.14), a la que se podía añadir puntas o esquinas (Voc. N2. 622.15/622.28):
Algunos de los materiales más utilizados para la cubierta son los siguientes:
La decoración que podía recibir la cubierta es de lo más variado. Algunas de las técnicas más habituales son las siguientes:
También es frecuente encontrar sobre la cubierta apliques metálicos de diferente tipo, cuya función es en parte decorativa, pero también protectora. Se trata sobre todo de cantoneras o esquineras (Voc. Nº. 632.10/632.09) y bullones o carbujones (Voc. Nº. 632.08/632.07). A ellos pueden añadirse cierres de diverso tipo y portaetiquetas (Voc. Nº. 621.11/632.10).
Por último, todo se podía cubrir con una sobrecubierta, funda o camisa, pieza de piel, tela, papel fuerte..., independiente de la encuadernación, que envuelve las tapas y el lomo de un volumen para su protección (Voc. Nº 622.17/622.31)