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5. Composición de la página

5.7. La mise-en-page de los textos con comentario

El corpus de los libros sagrados del pueblo de Israel, introducidos por la traducción de los Setenta en el universo cultural griego, produjo muy pronto (de hecho en época precristiana) una serie de comentarios que seguían más o menos de cerca el hilo del texto que explicaban. En el mundo griego se dispuso de un volumen significativo de comentarios al menos desde finales del siglo III d.C.

Al principio estos comentarios se escribían en libros separados, independientes formalmente del texto bíblico. Poco a poco los estudios bíblicos demandaron la composición de catenas, esto es, colecciones de extractos de comentarios ordenados según el versículo bíblico que comentaban, con pequeñísimas modificaciones para acomodar el conjunto de fragmentos a la forma de un texto continuo. Las primeras catenas tanto en lengua griega como en lengua latina datan del siglo VI1.

Con el fin de proporcionar al lector una visión sincrónica de texto y comentario, el siguiente paso, que es bastante obvio, era reunir en una sola y misma página el texto bíblico originario y sus correspondientes comentarios. En tales casos se recurre a las páginas llamadas de “comentario organizado”, según la definición de Jacques-Hubert Sautel2, que están diseñadas para que el ojo del lector pueda recorrer simultáneamente los dos textos en relación mutua (el texto propiamente dicho y el comentario en forma de glosa marginal). Nace así un nuevo modelo de códice, fruto de una actividad específica de estudio, que requiere un esfuerzo considerable de planificación previamente a la copia del texto.

De nuevo, las soluciones posibles son muy variadas. Una de ellas era la de alternar líneas de texto y líneas de comentario, pero la que acabó haciéndose más popular fue la de escribir los comentarios en los márgenes, que se fueron ensanchando para recibir comentarios más y más extensos. Para dar prioridad al texto, se optó además por una presentación en la que la glosa se escribía en un módulo menor (o a veces en el mundo griego también con menor estilización formal).

En el mundo griego, de hecho, encontramos manuscritos provistos de glosas marginales desde el siglo IX. En el mundo latino, tras varias tentativas, es a partir del siglo XIII cuando comienzan a trascribirse sistemáticamente textos junto con su exégesis, acaso por influencia griega.

Para evitar que el lector se perdiera y pudiese encontrar fácilmente los comentarios relativos a un determinado fragmento de texto, los copistas inventaron sistemas de reenvío, consistentes en parejas de signos que se repiten en el texto y en el comentario.

Codex Bodmer 25. Tetraevangelium, cum catenis marginalibus et synaxario, Constantinopla / Esmirna, s. Xex.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/2/2a/Codex_Bodmer_25_folio_4_recto.jpg/640px-Codex_Bodmer_25_folio_4_recto.jpg

Un problema obvio de este tipo de glosa es que no todos los pasajes del texto original reciben necesariamente la misma cantidad de comentario. Mientras que los más sencillos de entender prácticamente no necesitan ninguna explicación, los más complicados pueden llegar a recibir varias páginas. Por eso en algunos casos la naturaleza de la obra a copiar exigía una construcción flexible, pues el diseño tenía que ser adaptado a la arquitectura de su contenido y su forma de expresión lingüística.

Y los copistas medievales respondieron a esta problemática en diferentes formas. A continuación se describen esas posibles formas, según la clasificación de J.-H. Sautel3.

Pero previamente se hace necesaria una aclaración: para responder a la cuestión fundamental de la organización del espacio sobre la página de un manuscrito con comentarios conviene distinguir dos criterios de análisis. El primer criterio, que determinará el segundo, es el de la respectiva disposición de los bloques de texto y de los bloques de comentario sobre la página. El segundo criterio, general para todos los manuscritos y no solo para los manuscritos con comentarios, es la disposición de esos bloques de texto en un determinado número de columnas. Pero es necesario tener en cuenta que el segundo criterio ha de estar subordinado al primero. Por ejemplo, si un texto bíblico está acompañado de un comentario de S. Juan Crisóstomo, será necesario determinar la distinción fundamental entre el texto bíblico original y el comentario dentro de los límites verticales de justificación, sin que de momento importe mucho el número de columnas que ocupa cada uno. Eso lo tendremos en consideración en un segundo momento.

En función del primer criterio, o sea, la división entre el texto principal y su comentario, encontramos tres grandes categorías de mise-en-page, que a su vez pueden subdividirse, mediante la aplicación del segundo de los criterios enunciados:

  • Texto y comentario están contenidos en bloques independientes cada uno inscrito en su propia caja de escritura. Cada bloque tiene pues su propio sitio sobre la página determinado de antemano por el pautado y cada uno de los dos textos (texto y comentario) son copiados independientemente. Se podría decir que el comentario es en cierta medida autónomo, y a veces puede suceder que el comentario a un fragmento determinado no está en la misma página que el fragmento que comenta. Según esté colocado el comentario sobre la página se puede distinguir entre glosa encuadrante (Voc. 434.09) y glosa lateral:
    • En la glosa encuadrante el comentario está colocado alrededor del texto, en dos, tres o cuatro lados. La glosa encuadrante completa, es decir, de cuatro lados, es característica de los manuscritos jurídicos latinos. Otro tipo muy característico de glosa encuadrante es la glosa “en cornisa”, en donde el comentario ocupa los bordes exteriores de la doble página4.
    • .

    • En la glosa lateral el comentario no está escrito en el margen, sino en un espacio reservado, más allá del cual se encuentra el verdadero margen (en el que se encuentra la glosa marginal). El texto original suele estar situado en el interior de la página en una única columna, con el comentario en la parte exterior, en una o dos columnas, pero también es posible encontrar el comentario en sendas columnas a ambos lados del texto principal, u otras variantes.
    • Glosa lateral.
      http://www.samfogg.com/i/large2/110.png

      Salterio glosado, s. XII. Glosa lateral
      Berkeley, University of California, Berkeley, Bancroft Library, BANC UCB MS 147, fols. 46v-47r
      http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/2/22/BANCMSUCB147.jpg/600px-BANCMSUCB147.jpg.

  • Texto y comentario conforman bloques incluidos dentro de las mismas verticales de justificación (bien a línea seguida, bien en columnas). En este caso los dos componentes textuales están copiados de forma interdependiente: primero el texto y después el comentario. Según el grado de subordinación del comentario al texto se puede hablar de cuatro tipos de glosa:
    • En la glosa continua (Voc. Nº 434.11) el texto se encuentra incorporado dentro del comentario, sobre la misma línea de escritura, sin que los dos bloques de texto tengan existencia autónoma.
    • En la glosa interlinear (que solo nos interesa en este punto en la medida en que su existencia se haya previsto en el momento de planificar la mise-en-page del códice) los bloques de texto forman párrafos independientes, pero entre línea y línea de texto está intercalada una línea (o más) de comentario.
    • Glosa interlinear.
      http://4.bp.blogspot.com/-Gf9avJBh3J0/Ue75Wws8kGI/AAAAAAAAACQ/e6ht1-SsMbI/s640/VespasianPsalm18.jpg

    • En la denominada glosa estratigráfica5 los bloques del texto principal y del comentario correspondiente se suceden en párrafos, normalmente en la misma página, distinguiéndose entre sí por el tamaño de la escritura o por alguna otra característica fácilmente perceptible visualmente, como puede ser el ensanchamiento de su caja de escritura.
    • En la glosa subsiguiente (una forma muy poco común) primero se ha copiado todo el texto y a continuación todo el comentario.
  • Texto y comentario están dispuestos en bloques independientes, pero su localización respectiva varía de página en página. El copista escribe primero el fragmento de texto y luego el comentario que se refiere a él, de modo que entre el uno y el otro se establece una relación visual. Este tipo de glosa se puede describir como glosa geométrica variable. La organización móvil, podría decirse que “elástica” de la glosa de geometría variable se realiza a partir de una rejilla de pautado fija. Dentro de este tipo se pueden distinguir varias formas, de las cuales las más típicas son las que se describen a continuación, aunque caben otras posibilidades:
    • Glosa en tablero: la colocación respectiva de los diferentes bloques es completamente imprevisible a priori y depende de la longitud de los bloques de texto y de la anchura y número de las columnas, percibiéndose una tendencia a que el texto principal ocupe la segunda columna.
      Glosa dinámica en forma de tablero.
      http://www.christies.com/lotfinderimages/d51384/d5138485x.jpg.

    • Glosa envolvente (muy utilizada para la glosa de Pedro Lombardo), con una rejilla en dos columnas, con los bloques de texto colocados en su mitad izquierda, rodeados independientemente por sus respectivos comentarios.
    • Peter Lombard, Magna Glossatura in Epistolas Pauli, s. XIII
      Vendido por Sothebys el 10 de julio de 2012
      http://www.sothebys.com/content/dam/stb/lots/L12/L12240/213L12240_6G4XX.jpg.


1. La catena más famosa en el mundo occidental es la denominada Catena aurea, compilada por Santo Tomás de Aquino a partir de unos 80 comentarios anteriores de Padres griegos y latinos.

2. J.-H. Sautel, “Essai de terminologie de la mise en page des manuscrits à commentaire", Gazette du livre medieval 35 (1999), pp. 17-31.

3. Ibid..

4. También ha recibido el nombre de “en corona”.

5. Este tipo de glosa ha recibido también el calificativo de glosa alternante, pero esta denominación es confusa, ya que también podría aplicarse a la glosa interlinear.